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Antonio Moreno Acosta

 

VIAJE A SAN FERNANDO ( CADIZ )

 

Empiezo a escribir y describir un viaje que no programé nunca, y que no deseaba, pero no tuve otra opción que realizarlo. Fue un día primero de Enero de un año que casi no recuerdo. Salí junto a otros jóvenes como yo, en el único medio de viajar que había, El autobús de la compañía Graell con destino a la ciudad de Málaga. Al llegar me dirigí a la primera estación marcada en la ruta, Comandancia de Marina, para pasar la primera revista de las muchas que posteriormente tuve que realizar. Una vez presentado me comunican que tengo que pernoctar en la ciudad hasta el día siguiente a las siete de la mañana que debía presentarme en dicha comandancia. Me tuvieron, siempre junto a otros jóvenes mozos,  hasta las diez de la mañana para marchar a pie a la estación de Renfe al mando del primer guía, supuestamente militar.

Llegados a la estación, nos nombraron nuevamente para subir al tren que salió a las once con destino ya directo a San Fernando. Ya se habrán imaginado que me estoy refiriendo a lo que todos los jóvenes de aquellos tiempos tenían que enfrentarse sin desearlo, El Servicio Militar también llamado “ La Mili “.

Me embarcaron en el Tren, que se llamaba Borreguero, no sé porqué se llamaba así; pienso porque transportaba Borregos o porque era el Tren que viajaban los reclutas. Empezó el lento y azaroso viaje que nos tenía que llevar al destino. Fué lento y divertido, puesto que éramos muchos jóvenes y se amenizó el viaje con todo tipo de actuaciones: Canciones, chistes, relatos, interpretaciones teatrales, historias y parodias de todo tipo etc.  

 

Cuando llegué, lo primero que hicieron es entregarme una manta y enviarme a un pabellón donde no había apenas luz, pero sí unos colchones algo mugrientos y en uno de ellos tuve que pasar el poco tiempo que disponía, ya que a las seis de la mañana oí la primera diana que se tocaba para despertar a todos los reclutas y soldados  que había en aquel Cuartel de Marinería de San Fernando, donde tuve que pasar los tres meses de formación militar que nos impartían para servir a Dios y La Patria.

Lo primero que nos mandaron fue enviarnos a las duchas, que no eran individuales sino colectivas, de los momentos más bochornosos que había experimentado desde que tenía uso de razón, puesto que se exponía en público mi pudor, tuve que hacer alma corazón y asumir la orden que se repitió durante todo el tiempo que permanecí en el cuartel.

Seguidamente pasé a desayunar y lo que me encontré fué impactante, el desayuno que me dieron era agua caliente negra, no sabía que le habían echado, y un trozo de pan duro  (chusco) que apenas se podía comer, solo si se mojaba en el agua caliente. Cuando desayune me llevaron a cortarme el pelo, vacunarme y por último darme una ducha de agua fría en el mes de Enero, entregarme una muda de ropa que no abrigaba nada, y enviarme al patio de instrucción junto a otros compañeros para empezar a realizar ejercicios de gimnasia e instrucción, después teníamos diez minutos de descanso para tomar un pequeño bocadillo, a continuación íbamos a clase  para aprender vocabulario de marinería y todo lo relacionado a las piezas de las diferentes armas que se usaban en tierra y mar, así fue durante los tres meses que duró mi instrucción militar.

Palabras marineras: Solo algunas que recuerdo

A Son de Mar.- preparar el barco para salir a la mar y amarrar todos los objetos susceptibles de movimiento .

Ola.- Elevación de la superficie del agua agitada

Puerto.- Lugar seguro en la costa

Ancla.- Instrumento metálico que se usa para sujetar la embarcación

Anclar.- Echar el ancla, fondear

Aparejo.- Conjunto de cabos que permiten multiplicar la fuerza

Arboladura.- Conjunto de mástiles de un barco

Mástil.- Cada uno de los palos verticales que soportan las velas

Verga.- Palo puesto horizontalmente en un mástil

Velamen.- Superficie formada por la unión de varios paños que aprovecha la fuerza del viento para impulsar la embarcación

Proa.- parte delantera de una embarcación

Popa.- parte trasera de la embarcación

Babor.- Banda o costado izquierdo del barco

Estribor.- Banda o costado derecho del barco

Manga.- anchura del casco

Eslora .- largo del barco

Barlovento.- Hacia dónde viene el viento

Sotavento.- Hacia dónde va el viento

Zarpar.- Levar anclas, salir a la mar

Amarras.- Los cabos que sirven para amarrar el barco al muelle

Bajamar.- Marea baja

Pleamar.- marea alta

Quilla.- Pieza que va de proa a popa por la parte inferior de una embarcación

Escora.- Inclinación de un barco

Escorar.- Inclinarse el barco sobre uno de sus costados

 

A los tres meses juré bandera, me dieron quince días de permiso y nos dijeron el destino, a mi me enviaron a la escuela de Suboficiales en la que permanecí otros tres meses formándome en los conceptos y contenidos  de marinería. Antes de finalizar este periodo militar y recibir destino, me eligieron para ir a Estados Unidos a recoger el portahelicópteros Dédalo que el gobierno había adquirido para la Marina Española. Como no podía renunciar, ya que  era obligatorio, y no me apetecía en nada ir en esa operación, intente hacer el cambio con otros compañeros pero no hubo suerte; tuve que recurrir a un pequeño soborno compensatorio y sin que esto lo supieran los jefes, aceptaron el cambio por los motivos que expuse (tenía que presentarme a unas oposiciones).

    Al terminar de este periodo fui trasladado al Ministerio de Marina en Madrid. Al llegar me dieron un destino para dedicarme, todo el tiempo que me quedaba, a realizar funciones en los servicios jurídicos como administrativo dependiendo del jefe de oficina que lo llevaba un comandante, el cual me ayudó a pasar el resto de mi servicio  como si hubiese estado trabajando en una empresa.

    Al cumplir veinticuatro meses de servicio, llegó el final de mi periplo en el ejército de La Marina Española experimentando una alegría inmensa, que nunca igualé.

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